Las arcillas en la cosmética natural

las arcillas son de origen mineral tienen un tamaño finísimo y proceden de la erosión de rocas ricas en Silicato de Aluminio. Estas finas partículas de silicatos de aluminio pueden acumularse sin mezclarse con otras sustancias formándose el caolín o arcilla blanca, o por diferentes procesos irse enriqueciendo con otros minerales dando todos los tipos de arcilla existente y sus diferentes coloraciones.

Se extraen en minas a cielo abierto. La arcilla se saca a la luz y se limpia, se selecciona y analiza y se transporta a un área de secado con suelo de hormigón donde se extiende al sol, forma de secado natural que permite almacenar aún más energía de los rayos solares. Luego se selecciona manualmente, se eliminan impurezas residuales y se tritura para obtener una granulación homogénea de la arcilla, de disolución rápida y apta para su uso externo o interno.

Las arcillas se caracterizan por adquirir plasticidad cuando se mezclan con agua, propiedad que hace que sean utilizadas para la formulación de mascarillas cosméticas, tanto faciales, como corporales y capilares.

Los minerales de la arcilla son filosilicatos de aluminio hidratados y, dependiendo de su origen (marino o terrestre), contienen cantidades variables de hierro, magnesio, metales alcalinos, tierras alcalinas y otros cationes que les confieren sus propiedades terapéuticas.

Tipos de arcillas en cosmética natural

Arcilla roja (Illite, kaolinite)

Es de origen volcánico, su color se debe a un alto contenido en oligisto (o hematita) y a los óxidos de hierro y cobre.

Es de las arcillas más grasas, teniendo menos capacidad absorbente que otras arcillas, como la arcilla verde.

Sus aplicaciones principales son: tratamiento para el acné, la celulitis, la transpiración excesiva, los edemas, la psoriasis o los pruritos. Destaca su acción estimuladora del riego sanguíneo y linfático. En cosmética natural la podremos encontrar en productos tanto para la piel mixta o grasa como para el cabello. Como reseca menos que otras arcillas, como la arcilla verde, está indicada para las pieles más sensibles.

Arcilla blanca (Kaolin)

Su color se debe a que es una arcilla lavada por aguas. Aunque tiene un poder menos absorbente que la arcilla verde, tienen la particularidad de contar con pH ácido (alrededor de 5.00). Por su alto contenido en aluminio resulta especialmente útil como cicatrizante.

Se utiliza para la fabricación de mascarillas faciales, corporales y capilares, dónde ejerce un potente efecto seboregulador. Es ideal para pieles secas, sensibles, maduras o apagadas debido a su efecto rejuvenecedor, remineralizante y calmante. También se ha extendido su uso en dentífricos naturales.

Arcilla verde (Illite, Montmorillonita o Bentonita).

La arcilla verde tiene multitud de beneficios, debe su color a su alto contenido en óxidos de hierro en forma ferrosa y de magnesio. Según su procedencia (marina o de agua dulce) es más rica en unos u otros oligoelementos. Su pH es aproximadamente de 7.00. Las propiedades adsorbentes de la arcilla verde hacen que funcione como detoxificante, tonificante y reafirmante de la piel, especialmente de las pieles grasas y con problemas específicos. Los usos de la arcilla verde son para limpiar los poros, exfoliar la piel muerta y promover una piel suave y tersa, atenuando las imperfecciones.

Arcilla rosa

La arcilla rosa es una combinación de arcilla blanca y arcilla roja que se encuentra en la propia naturaleza. De este modo, vemos que la arcilla rosa une las propiedades de ambas arcillas; de la blanca o caolín extraemos que es rica en silicatos de aluminio, mientras que de la arcilla roja extraemos su particular composición, en la que predomina el óxido de hierro.

Tanto si tienes la piel normal o seca como si tu cutis presenta tendencia al exceso de grasa, una mascarilla de arcilla rosa puede convertirse en la perfecta aliada en tu rutina de belleza. Es perfecta para limpiar la piel sin agredirla, motivo por el cual es recomendable incluso para las pieles más sensibles. La arcilla blanca que contiene garantiza la capacidad absorbente y antiséptica de la mascarilla, lo que la hace perfecta para contribuir a solucionar problemas como el acné, las pequeñas cicatrices o heridas que pueda haber en el cutis y los puntos negros provocados por la obstrucción de los poros.

La arcilla rosa posee otros interesantes componentes como son el hierro, el silicio, el calcio y el magnesio, un cóctel de minerales que supone un extra de nutrientes para la piel y que, por ende, contribuye a su firmeza y luminosidad. Las mascarillas a base de esta arcilla son muy adecuadas para revitalizar la piel madura, pues además de su capacidad para exfoliar el cutis con suavidad, contribuye a minimizar la presencia de manchas propias de la edad.

¿Cómo aplicar las arcillas?

 La manera más usual de aplicar las arcillas es por medio de mascarillas, una formulación muy sencilla que nos permitirá aprovechar todas las propiedades de estos minerales.

 Material:

1 cuchara de madera; 1 recipiente de vidrio, porcelana, madera; 1 gasa estéril de algodón o lino, que cubrirá la superficie a tratar (opcional); la cantidad de arcilla deseada a preparar; agua (mineral o purificada).

Preparación: Se vierten unas cucharaditas de arcilla y un poco de agua en un recipiente de madera o cristal. Se mezcla hasta conseguir un compuesto cremoso. Después se extiende sobre la cara y se deja reposar hasta que se haya secado (aproximadamente 10 min). Se aconseja aclarar con agua tibia. La piel aparecerá más suave, lisa y uniforme, ya que la arcilla elimina la capa superficial de células muertas de la piel y la provee de sales minerales y oligoelementos.

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