El Aceite de Rosa Mosqueta y Mi Piel

Los aceites vegetales se utilizan desde tiempos ancestrales en el cuidado de la piel y la Rosa rubiginosa, de cuyas semillas se obtiene el aceite de rosa mosqueta, se utiliza en dermocosmética gracias a sus propiedades como eficaz regeneradora de la piel.

Es un arbusto silvestre que puede medir más de 2 m de altura, con ramas delgadas y flexibles, cubiertas de espinas de color violáceo, sus flores tienen 5 pétalos de color rosado y olor almizclado, los estambres son de un color amarillo vivo. La floración se produce una sola vez por temporada. Su fruto es de forma ovoide y color rojo o naranja, con restos de sépalos espinosos en sus extremos. Este arbusto es originario de Europa Central, en la actualidad, Chile es el principal productor y exportador de aceite de rosa mosqueta.

Su composición química se caracteriza por un alto porcentaje de ácidos grasos esenciales poliinsaturados, entre los que destaca el ácido cis-linoléico y alfalinolénico, además de otras sustancias, como el ácido transretinoico, taninos, flavonoides, vitamina C y betacaroteno.

Por su composición excepcional, el aceite de rosa mosqueta se ha convertido en el mejor aliado para la piel gracias a sus numerosas aplicaciones cosméticas y dermatológicas.

Se ha demostrado que el aceite de rosa mosqueta tiene efectos beneficiosos sobre la piel fotoenvejecida. La exposición a las radiaciones solares causa cambios morfológicos importantes en la piel (dermatoheliosis). La dermatoheliosis se manifiesta de diferentes formas y en diferentes intensidades, desde arrugas superficiales o queratosis activa hasta variaciones en la distribución de los gránulos de melanina.

El aceite de rosa mosqueta es rico en ácidos grasos esenciales y actúa en la regulación de la elasticidad cutánea y en el restablecimiento de la hidratación. Estos ácidos grasos son componentes importantes de todas las membranas celulares, a las que dotan de permeabilidad y de elasticidad. Desempeñan asimismo un papel fundamental en la formación de ceramidas, los más importantes lípidos que forman la barrera de la epidermis y, en consecuencia, son esenciales para la estabilidad y la función de barrera de la piel.

Además de sus efectos en las capas externas de la piel, el aceite de rosa mosqueta también revitaliza las células de las capas más interiores, los fibroblastos, células dérmicas productoras de colágeno, elastina y ácido hialurónico, responsables de la firmeza y elasticidad de la piel.

El aceite de rosa mosqueta dado el conjunto de propiedades (epitelizantes, hidratantes y reafirmantes) es un aceite que debe de formar parte de tu rutina de cuidado facial y corporal.

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